Hoy es momento de enseñar otra mujerona, esta vez una de esas que echan de menos en su regazo el calor de una vida pequeña y lo satisfacen acompañándose de un pequeño canino, sin dejar, en algunas ocasiones que este no toque jamás el suelo. A destacar las redondeces y la joyería que las envuelve. El resto se presupone.
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